viernes, 19 de mayo de 2023

Mejor atenerse a la verdad

Mentir -es decir, faltar conscientemente a la verdad- es sencillo, cualquiera puede hacerlo. Mentir bien es otra cosa, porque requiere, además de desparpajo, inteligencia: la mentira tiene que ser verosímil, y debe resistir el escrutinio más exigente. Por ello, la mentira inicial, además de procurar que sea lo más sencilla posible, suele requerir de mentiras posteriores que la sostengan y corroboren.

El psicópata de La Moncloa es un mentiroso contumaz, un embustero continuado, un falsario de manual. Pero no es bueno, entre otras cosas porque miente continuamente, sin el menor escrúpulo y sin ningún sonrojo. Y no le importa en absoluto que sus trolas sucesivas se contradigan unas a otras, mientras él pueda seguir detentando el poder.

Pero es que, además, los demás no se le dan una higa, sean los españoles en general, sus rivales políticos en particular o hasta sus propios subordinados en concreto. Y así, cuando sin que se le moviera un músculo de la cara -sólo se le tensan, especialmente los maseteros, cuando se le contraría- al realizar su (enésimo) anuncio de viviendas, provocó el sonrojo en uno de los pocos departamentos ministeriales que funcionan (razonablemente) bien, el de Defensa.

Porque resulta que han tenido que reconocer que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no ha realizado ninguna tramitación, ni ha movido un solo papel, de la Operación Campamento desde el año pasado.

Por si no lo sabe, se lo aclaro a Sanchinflas: para hacer casas, además de dinero y ladrillos, hace falta algo todavía más imprescindible. Se llama suelo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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