Un socialista es, en palabras de Fraga Iribarne, alguien capaz de sostener una cosa y la contraria y defender que ambas son ciertas y progresistas.
En este sentido, el psicópata de
la Moncloa es la quintaesencia del socialismo español, la sublimación de los
peores instintos de los de la mano y el capullo, antes el yunque y el tintero.
Porque cuando Sin vocales dice
que no hará algo, y que repetirá tal aserto las veces que haga falta, uno puede
estar seguro de que hará lo diametralmente opuesto. De hecho, sólo se ha atenido
a lo dicho en un solo aspecto: el de no pactar con el Partido Popular nunca, jamás,
en ninguna circunstancia.
Por eso, cuando justo antes de las elecciones rechazaba el peaje
que le exigían los del partido de la ETA y los ierreceos, y sostenía que no hay referéndum ni lo habrá, uno sólo se
pregunta una cosa.
Cuánto tardará en cambiar de opinión.
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