jueves, 31 de agosto de 2023

La pluma mágica de Gwendy

Esta (relativamente) inesperada continuación de La caja de botones de Gwendy está escrita sólo por uno de sus coautores, Richard Chizmar. A pesar de ello, la influencia de Stephen King se deja notar, y no sólo por el hecho de que Chizmar sea un admirador confeso del prolífico autor de Maine.

Para empezar, la historia está bastante imbricada con lo que podríamos llamar el Kingverso, ese mundo (o cosmos) donde transcurren las historias de King y que ya, cuando yo había leído (y él había escrito) bastante menos de lo que lleva ahora, pensé que era raro que los personajes no acabaran cruzándose, si todas las historias transcurrían en uno de los estados más pequeños (el undécimo, según Wikipedia) y menos poblados (el décimo, misma fuente) de la Unión. Premio: al poco de pensarlo, empezaron a cruzarse.

Un dato curioso es que Richard Farris, que en otras historias de King (Apocalipsis, La torre oscura) es una presencia malvada, aquí parece ser benevolente o, al menos, neutral (este extremo quizá se explique en el tercer volumen -sí, lo hay- de la serie… o no).

Un aspecto que no me ha gustado demasiado es la aparición -al igual que en el segundo volumen de la trilogía iniciada con Mr. Mercedes- de un elemento que podríamos llamar paranormal. Quiero decir, si no recuerdo mal, en La caja de botones el único elemento no realista de la trama era la propia caja, y todo lo demás era verosímil. Pero aquí aparece de repente un poder de la protagonista (no daré más pistas), que soluciona el problema de la trama en un pispás y que desaparece inmediatamente.

Como digo, ya veremos qué pasa en la tercera parte…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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