viernes, 18 de agosto de 2023

Con dos cojones y un par de huevos duros

No sé si desde siempre, pero sí desde luego durante el último medio siglo, los de la mano y el capullo han tendido a confundir lo público con lo particular del partido (o de algún particular en concreto), y por lo tanto se han sentido legitimados para disponer del aparato del Estado para beneficiar al partido. Que es posible que eso lo hagan todas las formaciones, pero pocas con tanto descaro y contumacia.

Es por eso que el psicópata de la Moncloa, dispuesto a lo que sea por seguir durmiendo en el colchón que, según confesión propia, fue lo primero que cambió cuando llegó a la residencia oficial del presidente del gobierno de España, no ha tenido reparo alguno en desmantelar lo que haga falta del andamiaje institucional del país para contentar a quienes le apoyan en el parlamento.

Y que sigue dispuesto a ello lo demuestra el hecho de que, al hilo de la reforma del sistema de financiación autonómica -que ya manda huevos que después de cuatro décadas largas haya que seguir cambiándolo cada pocos años-, ofrezca a ierreceos y jotaporcatos la condonación (el perdón, vamos) de la (ingente) deuda que la comunidad autónoma de Cataluña tiene con el Estado.

Pero es que ese dinero no se lo deben a él, ni siquiera al partido que pastorea con mano firme y cabezas gachas -lo de rabos entre las piernas podría derivar en chistes subidos de tono-, sino que nos lo deben a todos y cada uno de los españoles, incluidos aquellos que viven en Cataluña.

Y por eso está muy bien que la comunidad autónoma de Madrid, que si no es la que más aporta de las diecisiete poco le falta, se haya negado rotundamente a tal posibilidad, señalando que llevar a efecto la misma sería empobrecer a todos los españoles.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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