Hace unos días (de hecho, en la entrada anterior de esta serie) hablaba de La Trinca y de su canción Vidas paralelas. Tal parece que, para escribirla, se hubieran valido de una bola de cristal para escrutar el futuro a medio siglo vista (con relación a la fecha en que fue escrita), y reflejar la actual situación política catalana en el bando secesionista, en el que no cesan de aparecer nuevas formaciones que afirman ser más defensores verdaderos de las esencias separatistas que todos los demás, que a su vez serían una panda de oportunistas vendidos al poder de Madrit.
Es lo que les ha pasado, o va camino de
pasarles, a los ierreceos. Tras las últimas elecciones regionales, el
bleferóptico con sobrepeso dio un paso al lado, pero con la intención de desdar
ese paso y volver a ocupar el puesto de mandamucho del partido.
Lo malo es que, como ocurrió con los días de reflexión del psicópata de La Moncloa, algunos parecen habérselo creído y se sienten con ánimos para intentar ser califas en lugar del califa. Y así, el sector contrario al bleferóptico ha armado una candidatura alternativa -candidatura en la que la única diferencia, apostaría duros contra pesetas, es que proponen que el poder lo ocupen los alternativadores y no los alternativados- a la que han bautizado (procedo a traducir del dialecto del occitano que se hablaba en Barcelona; ruego disculpas por las posibles equivocaciones, dado que no es mi idioma nativo) nueva izquierda nacional.
Es decir, más del mismo fascismo regional de siempre...
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