Para los secesionistas catalanes, el
que la independencia lleve aparejada la salida automática de la Unión Europea
es una falacia propalada por el Gobierno de
Madrid, ya que en Europa recibirían con los brazos abiertos al recién
nacido estado. Y esto lo afirman a pesar de que, vez tras vez, las autoridades
de la Unión han repetido de todas las formas posibles que separarse de España
iplicaría también separarse de Europa.
Paralelamente, Arturito Menos ha emprendido diversos viajes por Europa para dar a
conocer el anhelo independentista catalán. En el mejor de los casos ha sido
recibido por autoridades de medio pelo, por figuras de tercera fila: los que de
verdad cortan el bacalao por ahí afuera ni se han molestado en reunirse con una
autoridad regional. Ahora, ese desprecio lo ha cosechado sin tener siquiera que
moverse de casa: los cónsules en Barcelona se han negado a reunirse con sus
emisarios. ¿Qué será lo pórximo? Probablemente, que les invite a algún acto y
ni se molesten en presentarse.
Por otra parte, el instrumento
devenido motor del que hablaba hace unos días empieza a generar tensiones en su
propio seno, ya que mientras la sedicente y sediciosa Asamblea Nacional Catalana rechaza que el presidente del Consejo de Gobierno de la Comunidad
Autónoma agote la legislatura sin celebrar la consulta secesionista
(posibilidad que parece que Arturito
Menos considera cada vez como más probable), la creciente proyección
política de su presidenta empieza a provocar un cisma en semejante engendro.
Será cuestión de dejarles que se
cuezan en su propio jugo y, probablemente, acaben destruyéndose unos a otros…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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