domingo, 27 de abril de 2014

Nada ha cambiado…

Por mucho que se porfíe, nada ha cambiado demasiado (nada a mejor, desde luego) en relación a ETA y, por extesión, a Vascongadas. Sí, es cierto que ETA, de momento, no está matando. Tampoco es que les haga falta, puesto que tienen bastante bien asido aquello que siempre han buscado, esto es, el poder. Aún no lo tienen completamente, pero camino van de ello.
Por ello, resulta irónico que Urkullu se despache diciendo que en España sólo saben decir que no. De boquilla, quizá, pero es que hay cosas ante las que sólo cabe negarse, salvo que se desee caer en el mayor de los descréditos. Sin embargo, del dicho al hecho hay un gran trecho, como dice el refrán, y los hechos de Madrid desmienten sus buenas palabras. ¿Cómo, si no, explicar las sucesivas concesiones a los brazos políticos de los terroristas, cuando el sentido común y la más elemental de las prudencias clamaban a gritos por su ilegalización?
Y, mientras, los terroristas evacúan (nunca estuvo mejor empleado el verbo) comunicado tras comunicado, sin que su lenguaje varíe: hablan de condiciones objetivas para avanzar hacia la soberanía, acusan a Madrid y París de bloqueo y piden la unión entre abertzales.
Y mientras, siguiendo la errada senda emprendida en Cataluña, es el ministro de Exteriores el que se ocupa del tema, diciendo, para empeorar las cosas, que el Gobierno está dispuesto a dialogar
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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