Cuando Francois Hollande ganó las
elecciones presidenciales en Francia, la progresía española se congratuló
porque iba a demostrar cómo había otro
modo de hacer las cosas en lo referente a la crisis, y no las políticas
(tibias por demás para lo que deberían ser) que seguía el Gobierno del Partido
Popular. Evidentemente, cuando Hollande hizo más o menos lo mismo que Rajoy,
los retroprogres patrios guardaron
silencio.
Ahora, el hispano Manuel Valls ha sido
nombrado primer ministro del Hexágono, y casi lo primero que ha hecho (además
de meter en el Gobierno a una de las ex de su jefe) ha sido declarar que piensa
congelar las pensiones, el sueldo de los funcionarios y las prestaciones sociales.
Lo más divertido es que por allí
andaba la indocta Elena Valenciano, cabeza de lista del PSOE para las
elecciones al Parlamento Europeo. Sí, esa misma que decía que quería exportar
el socialismo a la andaluza al resto
de Europa, y que dice que en Andalucía las cosas funcionan.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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