Ante la noticia de que el Tribunal Constitucional había rechazado –y por unanimidad, además- la declaración de
soberanía aprobada por la asamblea legislativa catalana, la sección catalana
del Partido Popular proclamó, en un ejercicio de inconsciencia suicida (por la
actitud mental que denota) que se había puesto punto
y final al desafío de Mas.
Nada más lejos de la realidad. Al
tiempo que, en su mejor tradición victimista, Arturito Menos echaba la culpa a los demás y decía que los magistrados del Constitucional son agitadores políticos que atizan la catalanofobia (cuando son él y sus compinches los que van consiguiendo que el
resto de los españoles estemos cada vez más hartos de ellos y de sus tonterías,
que no de los catalanes), la Generalidad proclamaba que piensa seguir adelante con el proceso.
Evidente. Si nunca ha hecho caso a las
resoluciones judiciales cuando las mismas le son contrarias (y van ya unas
cuantas), ¿por qué iban a hacerlo precisamente ahora?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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