jueves, 3 de abril de 2014

Una de cal y otra de arena

Siempre me ha caído bien Loquillo (el cantante, no el personaje de dibujos animados; además, éste último siempre será el Pájaro Loco), básicamente porque es un tío sin pelos en la lengua y por ello cuando dice lo que piensa habla bastante clarito… lo cual suele soliviantar al necionanismo catalán.
Así, cuando el roquero prestó su imagen (es de suponer que cobrando –lo cual es completamente respetable-, ya que casi nadie hace algo por nada) para promocionar un Ribera de Duero, se le criticó que no promocionara los caldos catalanes. Pero si Loquillo aplica a los vinos el mismo criterio que a la música (la lengua no tiene nada que ver, o hay calidad o no la hay), debe de ser que no ha encontrado ninguna bodega capaz de elaborar vino con suficiente calidad en ninguna de las doce denominaciones de origen catalanas… o bien porque allí son demasiado agarraos como para pagarle y pretendían que lo hiciera gratis. Sin embargo, poco después Loquillo intervino en el programa de entrevistas de Risto Mejide, y allí dijo que las reivindicaciones que puede pedir cualquier ciudadano de Cataluña, un pacto fiscal, es más que razonable. Pues no, es como lo del diálogo entre Cataluña y España de hace un par de días: los catalanes pueden pedir un pacto fiscal como pueden pedir la luna, pero tanto una cosa como otra son peticiones perfectamente irracionales. Porque si empezamos con pactos fiscales por aquí y por allá (o sólo por allá, que es lo que pretenden los catalanes), la igualdad de todos los españoles se va a hacer gárgaras.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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