Siempre me ha caído bien Loquillo (el
cantante, no el personaje de dibujos animados; además, éste último siempre será
el Pájaro Loco), básicamente porque es un tío sin pelos en la lengua y por ello
cuando dice lo que piensa habla bastante clarito… lo cual suele soliviantar al necionanismo catalán.
Así, cuando el roquero prestó su
imagen (es de suponer que cobrando –lo cual es completamente respetable-, ya
que casi nadie hace algo por nada) para promocionar un Ribera de Duero, se le criticó que no promocionara los caldos catalanes. Pero si Loquillo aplica a los
vinos el mismo criterio que a la música (la
lengua no tiene nada que ver, o hay calidad o no la hay), debe de ser que
no ha encontrado ninguna bodega capaz de elaborar vino con suficiente calidad
en ninguna de las doce denominaciones de origen catalanas… o bien porque allí
son demasiado agarraos como para
pagarle y pretendían que lo hiciera gratis. Sin embargo, poco después Loquillo
intervino en el programa de entrevistas de Risto Mejide, y allí dijo que las reivindicaciones que puede pedir
cualquier ciudadano de Cataluña, un pacto fiscal, es más que razonable.
Pues no, es como lo del diálogo entre Cataluña y España de hace un par de días:
los catalanes pueden pedir un pacto fiscal como pueden pedir la luna, pero
tanto una cosa como otra son peticiones perfectamente irracionales. Porque si
empezamos con pactos fiscales por aquí y por allá (o sólo por allá, que es lo
que pretenden los catalanes), la igualdad de todos los españoles se va a hacer
gárgaras.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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