Por complacencia con el nacionalismo catalán y odio a todo lo que representase a España, identificada por él con el franquismo, el deleznable Rodríguez comenzó el desmantelamiento del Archivo de Salamanca, enviando rumbo a Cataluña cajas y más cajas de documentos, aunque muchos de ellos no tuvieran nada que ver con esa región sita en una esquinita de España, que diría el calvo melifluo e hipócrita.
Por seguidismo, el gobierno de Mariano Rajoy hizo lo mismo, dentro de su línea general de menosprecio a su electorado natural, al que confían en mantener hagan lo que hagan.
Pero ahora tanto unos como otros, socialistas y populares, piden a Cataluña que devuelva aquellos papeles de Salamanca que no les correspondan. Van aviados, porque los que mandan en Cataluña, una vez ponen sus zarpas sobre algo, no lo devuelven así les maten, tengan o no tengan derecho a ello.
Y lo habitual es que no tengan el más mínimo derecho, pero no les importa lo más mínimo. Porque para ello habría que tener vergüenza, y ese es un sentimiento del que carecen en absoluto.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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