Con motivo de la dimisión de
Torres-Dulce como Fiscal General del Estado, la izmierda en pleno se ha lanzado a rebuznar, atribuyendo la dimisión
a unas supuestas presiones
procedentes del Gobierno.
A esos hipócritas que se rasgan
figuradamente las vestiduras democráticas les recordaría que si fiscales
anteriores no fueron presionados, sería porque eran indudablemente hombres de partido, comenzando por el Pollo del Pinar y terminando por Conde-Pumpido,
que de Cándido tenía sólo el nombre. Y, desde luego, ninguno de ellos osó hablar en público criticando al Gobierno que les había nombrado, como sí ha hecho Torres-Dulce.
Por otra parte, que trece magistrados
del Supremo emitan un escrito pidiendo amparo y calificando de lamentables e injerencia las
declaraciones del ministro del Interior criticando las resoluciones por la que
se decretaba la libertad de varios asesinos etarras.
Se ve que en su día los magistrados de
entonces no consideraron inadecuadas, ni les produjo desazón alguna, las
palabras de nada menos que un presidente del Gobierno de España, preguntando si
es que a los jueces no hay nadie que les diga lo que tienen que hacer.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario