La izquierda, para decirlo en pocas
palabras, suele prometer el paraíso en la tierra para alcanzar el poder, y
cuando lo consiguen lo que dan es un verdadero infierno.
Esto puede parecer exagerado, pero es
así: ciñéndonos sólo a España, el PSOE prometió ochocientos mil (u ochocientos
o mil) puestos de trabajo en 1.982, y el pleno empleo en 2.008. En ambos
casos, las cifras del paro se dispararon a niveles no alcanzados hasta
entonces.
Ciñéndonos al presente, el grupito de Junior se ha presentado como defensor de
los derechos del pueblo frente a los poderosos. Cuando se ha criticado cosas
como la ocupación de la Puerta del Sol o el cerco al Congreso, esa gente ha
apelado a la libertad de expresión de reunión o de manifestación.
Pero cuando a Pablito le han hecho una
entrevista en la que no se han dedicado a lamerle el culo, en la que no se ha
sido agresivo, sino que se le ha puesto frente a su pasado y sus filias y
querencias, su guardia pretoriana ha saltado pidiendo el cese del entrevistador
y de los tertulianos que participaron en el programa.
Con semejantes actitudes, esa panda de
miserables de extrema izquierda demuestra tener una piel tremendamente sensible…
o unos afanes totalitarios apenas disimulados. Quizá convendría que todos esos
que, según las encuestas, están dispuestos a votarles se pensaran dos veces las
consecuencias que tendría el sentido de su voto.
Suponiendo, claro, que sean capaces de
pensar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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