Ya hace unos cuantos años que decidí
prestar interés a los mensajes navideños de Su Majestad el Rey Juan Carlos I. Al
comienzo del de este año, Felipe VI me recordó mucho, tanto por la cadencia
como por los ademanes, a su padre. Sin embargo, conforme avanzaba el discurso
se apreciaban algunas diferencias. Para empezar, y dada la diferencia de edad,
al hijo se le entiende mejor que al padre, porque vocaliza mejor.
Por otra parte, algo debió hacer bien,
porque algunos se han dado por aludidos. No los corruptos, claro, entre quienes
se encuentran incluso miembros de su propia familia, sino los secesionistas
catalanes. Y si Arturito Menos dijo
que el discurso regio reconocía la existencia de un problema en la relación entre Cataluña y España, no verbalizó el hecho de que el problema es
precisamente él y quienes le siguen. Entre quienes se encuentran los
republicanos de izquierdas, que han dicho que nadie tiene que darnos lecciones de convivencia, aunque lleve corona.
Pues precisamente unas cuantas clases de convivencia debieron saltarse en su
día, visto el modo en que tratan a los que no piensan como ellos…
Para terminar, dos detalles graciosos.
Cuando el Rey dijo que llevaba a Cataluña en el corazón, se golpeó el lado
derecho del tronco… y el micrófono que llevaba, lo que me recordó la escena del
collar de Bailando bajo la lluvia.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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