El Fútbol Club Barcelona es, que se
sepa, el único equipo del mundo que vive en función de su máximo rival. Todas sus
desgracias son por culpa del rival. El rival es siempre el equipo del régimen,
aun cuando al régimen no le interese lo más mínimo el fútbol (per se, otra cosa
es como opio de las masas) y haya ganado muchas menos veces cualquier
competición hasta que, con la ayuda del régimen (naturalmente) robó en los
despachos a un jugador al que el Barcelona renunció. Incluso en las victorias,
el Barcelona se acuerda del rival, llamándole cabrón y exigiéndole que salude al campeón (esto ocurre así hasta cuando se gana por primera vez la Copa de
Europa, en la que el público, además, coreaba en perfecto español el Campeones campeones oé oé oé). Cuando un
jugador va del rival al Barcelona, sufre una especie de síndrome de Estocolmo y
pasa a odiar al rival con furia africana (o asturiana, tanto da); en cambio,
cuando un jugador marcha del Barcelona al rival, suele tener buenas palabras
hacia el equipo de la ciudad condal, ya sea alemán, danés o portugués.
El rival es, no hace falta decirlo, el mejor club de fútbol del siglo XX.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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