En los cada vez más lejanos tiempos en
los que Javier Arzallus pastoreaba el rebaño nacionalista en Vascongadas, sus
ovejas no sacaban demasiado los pies del tiesto dialécticamente hablando, salvo
aquella ruindad mezquina de unos agitan
el árbol y otros recogemos las nueces.
En cambio ahora, con los p-etarras más
aferrados que nunca a las instituciones, el disimulo brilla por su ausencia y
se miente descaradamente, incluyendo dentro del grupo de terroristas tanto a la Guardia Civil como a personas a las que los tribunales de justicia declararon
inocentes.
No, si todavía hay que agradecerles
que no incluyan a los del hacha y la serpiente como luchadores por la libertad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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