En el debate (entendámonos: sucesión
de monólogos) entre las candidatas a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre y
Manuela Carmena, al parecer la popular
logró sacar de quicio a la comunista (algo que Espe suele hacer con cierta frecuencia a sus rivales ideológicos… y
a parte de sus correligionarios también), que al término de la misma declaró a
los periodistas no sabéis hasta qué punto dudaba en marcharme o darle una lección.
Dejando aparte la deficiente sintaxis –yo
habría dicho dudaba si marcharme o darle
una lección, o bien dudaba entre
marcharme y darle una lección- de la ex abogada laboralista -a pesar de lo
cual se permite opinar sin tapujos, rubor ni recato sobre la política
penitenciaria-, lo que sucedió fue… que no hizo ni una cosa ni la otra. Ni se
marchó, ni le dio una lección: buena es la señora Aguirre para que alguien la
apabulle dialécticamente.
Ni siquiera una comunista revenida (y
venida a menos, también).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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