Dijo Fraga Iribarne que un socialista es alguien
capaz de sostener una cosa y la contraria y afirmar que ambas son ciertas y
progresistas. Evidentemente, este sostenimiento no suele ser simultáneo, aunque
nada impide que lo sea: ahí está el caso del secesionismo catalán, con una
parte del partido (o no: según a quien preguntes, el PSC es parte del PSOE o un
partido independiente en el que el PSOE no tiene derecho a intervenir, pero que
puede mangonear al PSOE como le venga en gana) a favor y otra en contra. Debe ser
la versión laica, que dirían ellos, de poner una vela a Dios y ora al diablo.
Viene esto a cuento de las declaraciones de Ma Chacón, señalando que uno de los mayores errores del PSC fue pactar con IRC. En efecto, fue un error macanudo,
colosal, de dimensiones casi apocalípticas; un error prácticamente insuperable
de no estar hablando de Cataluña, región española en la que los partidos
llamados nacionales, en un esfuerzo
(baldío) por atraerse el voto necionanista
han cometido estupideces a cuál mayor, sin caer en la cuenta de que al tratar
con algo tan vorazmente insaciable como la cleptocracia catalana uno sabe
cuándo y cómo empieza, pero no cuándo (nunca) ni cómo (del peor de los modos
posibles) acaba.
Y es que los errores, circunscribiéndonos sólo al
PSOE, son materia larga, desde abortar el proceso de Banca Catalana hasta
promover, durante el zapaterato, un
sedicente y sedicioso estatuto que nadie había solicitado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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