viernes, 11 de septiembre de 2015

Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato…

Había empezado poniendo perro, pero luego pensé que algún lector (extraviado, no de los habituales) podía considerarlo demasiado ofensivo (hasta para los estándares de este blog), así que lo sustituí por cordero. Pero luego consulté a san Google y santa Wikipedia, que me identificaron el animal correcto.
A lo que iba. Algunos ya nos dimos cuenta desde los lejanos tiempos en que los delinquidores se dedicaban a ocupar las plazas y espacios públicos so capa de una sedicente libertad de expresión, de reunión o de Dios sabe qué (nunca me preocupé demasiado de atender a sus desvaríos filototalitarios, la verdad) que el movimiento (es curioso que se llamara movimiento a gente que lo que más hacía era estar parada, además de estorbar y ensuciar) que acabaría desembocando en el partido de Junior se trataba únicamente del mismo perro rojo de siempre, sólo que con un disfraz más telegénico. Para ello, sólo había que prestar atención a sus proclamas, a sus apoyos, a sus asesores y a aquellos con los que mantenían una mayor proximidad programática.
Ahora, parece que a algunos se les ha caído la venda de los ojos. Un exmiembro de Podemos ha declarado que la forma de actuar de Pablo Iglesias recuerda a un partido leninista. Es decir, a un partido paleocom. Es decir, a una ideología que ha traído más dolor, miseria y sufrimiento que ninguna otra en la Historia de la humanidad.
Yo me andaría con cuidado, porque después de Lenin ya sabemos quién llegó, y las purgas que emprendió…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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