martes, 29 de septiembre de 2015

No prosperará

En plena campaña para las elecciones catalanas, el agonizante (al menos, eso parece) proyecto político de Rosa Yo yo yo Díez propuso una ley llena de racionalidad, buen sentido y coherencia.
Se trataba, por decirlo en dos palabras, de dar cumplimiento a lo establecido en el primer apartado del artículo tres de la Constitución, esto es:
El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
Esa norma, entre otras cosas, supondría que se tendrían que hacer constar los topónimos oficiales en castellano en la rotulación de todas las vías urbanas e interurbanas existentes en el territorio nacional, y que debería recuperarse el nombre tradicional español de los diferentes topónimos que hubieren sido erradicados en algunas Comunidades Autónomas que cuentan con lenguas cooficiales de ámbito autonómico.
Porque si en algunas regiones al hijo de un guardia civil se le llama Yosepyuís (aquí y en la China, la comunista y la otra), a un aragonés Yusepantoni y a los reyes eméritos Yoancarles y Sofí, y en otra a un político se le llama Yosuyón (pero en ninguna parte aparece un Yonyosu, cosa extraña); si en la primera región se habla de Saragossa y Terol para hacer referencia a ciudades en las que no se habla esa lengua más que por los turistas que no quieren que les entiendan… Si, en resumen, hablamos de Londres, Estocolmo o Moscú, pero no de London, Stockholm ni Moskvá… ¿por qué no vamos a hablar de Lérida, Gerona, Onteniente, Játiva, San Sebastián, Vitoria, Bilbao, La Coruña, Orense, Arteijo o Sanjenjo?
Por todo lo dicho, es seguro que dicha norma no saldrá adelante…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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