Pensé en titular esta entrada como matar la gallina de los huevos de oro,
pero no sería correcto. En efecto, la fábula citada pretende poner de
manifiesto que la avaricia, el querer más, el no conformarse con lo que se está
recibiendo, a lo que da lugar es a quedarse sin nada.
En cambio, lo que yo pretendo criticar es que los neocom son tan sectarios –y tan
estúpidos en términos económicos, además de incoherentes en términos
ideológicos- que en aquellas ciudades en las que gobiernan, de llevarse a cabo
las medidas que propugnan, la economía decaería en picado. Paso a comentar los
casos de Barcelona y Madrid.
En la Ciudad Condal, la bruja piruja quiere limitar el número de cruceros que llegan a la ciudad. Si fuera necionanista, uno
podría pensar que lo que se pretende es evitar que los extranjeros contaminen
la prístina superioridad de los catalanes; tratándose de la extrema izquierda,
solo cabe calificarlo de cretinismo profundo. Para remate, quiere imponer
también que los recorridos de los turistas que visitan la ciudad estén pactados
de antemano. Espontaneidad a espuertas, vamos. Nunca he tenido mucho interés en
visitar Barcelona, pero estas ideas están poniendo ese interés en números
negativos; digamos que paso del interés pasivo al desinterés activo.
Mientras, en Madrid, el consistorio presidido (iba
a poner gobernado, pero esto es más
un desgobierno que otra cosa) por doña
Rojelia ha puesto en su punto de mira el negocio de los alquileres turísticos. Resulta que los hoteles se quejan de que los alquileres a turistas
están perjudicando a su sector y
piden ayuda al Ayuntamiento de Madrid. Es decir, el empresariado (hotelero,
aunque lo de empresariado empezaría a venirles grande si no son capaces de
sobrevivir solitos y necesitan la ayuda de mamá
Administración pública) pidiendo socorro al proletariado ultraizquierdista.
En resumen, que si consiguen lo que quieren, las
dos principales ciudades españolas pueden acabar como Grecia: en ruinas. Aunque
bueno, los helenos llevan siglos así… arquitectónicamente hablando, claro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario