domingo, 6 de septiembre de 2015

Morder la mano que da de comer

Pensé en titular esta entrada como matar la gallina de los huevos de oro, pero no sería correcto. En efecto, la fábula citada pretende poner de manifiesto que la avaricia, el querer más, el no conformarse con lo que se está recibiendo, a lo que da lugar es a quedarse sin nada.
En cambio, lo que yo pretendo criticar es que los neocom son tan sectarios –y tan estúpidos en términos económicos, además de incoherentes en términos ideológicos- que en aquellas ciudades en las que gobiernan, de llevarse a cabo las medidas que propugnan, la economía decaería en picado. Paso a comentar los casos de Barcelona y Madrid.
En la Ciudad Condal, la bruja piruja quiere limitar el número de cruceros que llegan a la ciudad. Si fuera necionanista, uno podría pensar que lo que se pretende es evitar que los extranjeros contaminen la prístina superioridad de los catalanes; tratándose de la extrema izquierda, solo cabe calificarlo de cretinismo profundo. Para remate, quiere imponer también que los recorridos de los turistas que visitan la ciudad estén pactados de antemano. Espontaneidad a espuertas, vamos. Nunca he tenido mucho interés en visitar Barcelona, pero estas ideas están poniendo ese interés en números negativos; digamos que paso del interés pasivo al desinterés activo.
Mientras, en Madrid, el consistorio presidido (iba a poner gobernado, pero esto es más un desgobierno que otra cosa) por doña Rojelia ha puesto en su punto de mira el negocio de los alquileres turísticos. Resulta que los hoteles se quejan de que los alquileres a turistas están perjudicando a su sector y piden ayuda al Ayuntamiento de Madrid. Es decir, el empresariado (hotelero, aunque lo de empresariado empezaría a venirles grande si no son capaces de sobrevivir solitos y necesitan la ayuda de mamá Administración pública) pidiendo socorro al proletariado ultraizquierdista.
En resumen, que si consiguen lo que quieren, las dos principales ciudades españolas pueden acabar como Grecia: en ruinas. Aunque bueno, los helenos llevan siglos así… arquitectónicamente hablando, claro.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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