Las autoridades españolas siempre han dejado
bastante que desear. En épocas de crisis, ha sido el pueblo el que ha tenido
que sacar las castañas del fuego al país. Sin ir más lejos, en el caso de la
Guerra de la Independencia, fue el pueblo llano el que se levantó contra el
hasta entonces invicto ejército napoleónico.
Ahora, en otro orden de cosas, pero en un sentido
no menos importante para la unidad de la Patria, ha tenido que ser un grupo de ciudadanos el que haya retirado una pancarta de los terroristas en Vitoria ante
la inacción del gobierno de la comunidad autónoma vasca; gobierno que, no lo
olvidemos, es el que representa la autoridad del Estado en ese territorio. Y claro,
cuando el gobierno hace dejación de sus funciones ha de ser el pueblo, en el
que reside la soberanía nacional, el que tome el toro por los cuernos –o la
víbora por los colmillos- y reconduzca la situación a lo que debe ser.
Por algo se empieza…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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