viernes, 25 de septiembre de 2015

Otro mamarracho

Dentro del autoproclamado mundo de la cultura son comunes los desplantes a España, sobre todo cuando gobierna el Partido Popular. Varios artistas de los que ya nadie se acuerda, en vísperas de celebrarse comicios, amenazan con cambiar de residencia e irse al extranjero si no gana el partido o la opción que ellos prefieren. Es probable que no se percaten de que semejantes baladronadas –porque, al final, acaban quedándose en España- suponen para algunos de nosotros un acicate para no votar a esas opciones, en la futil esperanza de que finalmente podremos vernos libres de ellos.
Esa hipocresía aumenta cuando de por medio anda el maldito parné. El último Premio Cervantes juró por activa y por pasiva, cuando no esperaba recibirlo, que nunca lo aceptaría; pero cuando se lo concedieron, se apresuró a aceptar el galardón… y la dotación económica del mismo. Más recientemente, el estrábico creyente en Billy Wilder ha excretado lindezas como que no se ha sentido español ni cinco minutos, o que desearía que en la Guerra de la Independencia hubieran ganado los franceses.
El dinero, eso sí, para la buchaca.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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