Hace unas semanas, Carolina Marín ganó por segunda
vez consecutiva el mundial de bádminton. A la hora de entrega de medallas, sonó
naturalmente la Marcha Real, aunque en la versión con letra de José María Pemán. Esa que la gente dice que es franquista, por más que nunca fuera letra
oficial, y se compusiera diez años antes del comienzo de la Guerra Civil,
cuando en el gobierno de España había ministros del PSOE. Es decir, ésta:
¡Viva España!
Alzad la frente,
hijos del pueblo español
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria
que supo seguir
sobre el azul del mar
el caminar del sol.
¡Triunfa, España!
Los yunques y las ruedas
canten al compás
nuevos himnos de fe.
Juntos con ellos
cantemos en pie
la vida nueva y fuerte
del trabajo y paz.
Dado que, por más que se haya intentado, nuestro
himno nacional nunca ha tenido una letra oficial, tan constitucional como esa (dado que la Constitución no dice nada
sobre la música del himno, y mucho menos sobre la letra) sería esta otra
(siempre me he preguntado cómo la gente podía conocer semejantes intimidades
del Caudillo y de su esposa):
Franco, Franco,
Que tiene el culo blanco
Y su mujer
Lo tiene de papel
O incluso esta otra:
Viva España,
El Rey es un canalla
Catapún chimpún
Cabeza de atún
Burro, cazurro,
Orejas de burro,
Catapún chimpún
Catapún chimpún.
O, ya puestos, incluso la letra del Chunda chunda, que consiste en rellenar
la música del himno con esa cuatro sílabas repetidas una y otra vez.
A lo que iba. Carolina Marín no le dio más
importancia. Pero los periotontos sí,
y en los días siguientes no pararon de preguntar a cualquiera que se les
cruzara, viniera o no a cuento, fuera o no deportista, qué les parecía el
asunto.
Señal evidente de que los más molestos por el incidente habían sido ellos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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