Pablo Pablito Pablete y sus muchachos, primero perroflautas y ahora neocom, se presentaron a sí mismos como
lo opuesto a la clase política existente en España, lo que ellos llamaban y
llaman la casta. Ellos serían, por
contraposición, castos y puros (políticamente hablando), e instaurarían en
España una verdadera democracia, en la que sería el pueblo, o la ciudadanía,
la que decidiera; porque lo que hemos tenido en España desde 1.975 no era,
según ellos, una democracia como Dio… perdón, como es debido.
Sin embargo, llegados al poder –afortunadamente,
sólo al municipal de momento, aunque vaya municipios que rigen- parecen haberse
contaminado de los efluvios pestíferos del ambiente dejado por sus
predecesores, y Podemos ha pasado de casto… a casta. Y de la peor.
Porque no es que se dediquen a colocar a dedo a los
amiguetes, correligionarios (laicos, naturalmente) y conocidos. Es que además
colocan a los parientes, en la mejor tradición de la izmierda patria. Y da lo mismo que los colocados sean funcionarios
de carrera, y estén más que cualificados para el puesto para el que son
nombrados (como el padre de la portavocas
municipal de Madrid, que mejor habría hecho enseñando a su hija a no ir
despelotándose por los lugares de culto… católico, claro, que para hacerlo en
los musulmanes no hay ovarios). Siempre quedará la sospecha de que si se le
nombró fue por ser padre de quien es. Porque en España hemos tenido múltiples
ejemplos de personas a las que se ha puesto bajo sospecha por ser parientes,
consanguíneos o por afinidad, de alguien: de Prudencio Induráin a Jordi Cruyff,
de Angoy a Carlos Sainz Jr.
En la política, en cambio, se ha aplicado un doble
rasero: si se es de izquierdas, no hay problema (para la izquierda), y si no
que se lo digan a Mienmano o a la jóvena diputada. Si se es de derechas,
estás automáticamente descalificado por ser esposa o hermano de quien ha sido
presidente del Gobierno, aunque tengas una formación y un currículo por ti mismo:
si tu pariente es de derechas, más te vale irte olvidando de promocionar en
paz.
En cambio, si eres de izquierdas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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