Según
se dice en la introducción, y según comenta el propio autor, esta segunda novela de los Cantos es en realidad
la segunda mitad de una única obra, dividida en dos por motivos editoriales (se
ve que George Martin y sus inacabables novelas aún no habían hecho acto de
presencia en el mundo literario). Y tiene sentido, porque Hyperion acabó con un cliffhanger
(o un final anticlimático, depende de cómo se mire) de Padre y muy Señor
mío.
Si en
la primera parte la historia era contada, fragmentariamente, por los distintos
personajes, permitiendo así al lector hacerse una imagen de conjunto a partir
de los distintos relatos, en esta continuación Simmons alterna las peripecias
de los peregrinos en las Tumbas del Tiempo con las de John Keats desplazándose
aquí y allá por la Hegemonía.
Por otra
parte, los relatos citados planteaban el escenario en el que se iba a producir
el desenlace. Cuando ese desenlace tiene lugar –desenlace que, en realidad, no
es sino, visto a posteriori, el
planteamiento de la segunda mitad de los Cantos-,
el lector se ha llevado unas cuantas sorpresas acerca de los personajes, del
escenario y hasta de los sucesos pasados.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario