viernes, 2 de septiembre de 2016

Sonó la flauta

Que los asertos de los progres estén reñidos con la realidad no quita para que en ocasiones –eso sí, muy raras, muy escasas y muy involuntarias- dichos asertos constituyan verdades como templos (templos no católicos, por supuesto; templos laicos, podríamos decir).
Esto ha ocurrido con unas palabras del llamado rey (¿emérito?) del pollo frito, que en la última página de El Mundo de hace unos días ha afirmado que a Carmena le viene muy grande la alcaldía de Madrid. Querido Ramón, a doña Rojelia le vendría grande la alcaldía de Bollullos del Condado; le vendría grande, incluso, hasta la alcaldía de Valacloche, pueblo turolense que es de los más pequeños que conozco. Si como juez ya era algo fácilmente mejorable, como regidora de la ciudad más importante de España ni te cuento. Y en cuanto a los que tiene detrás… joder, vaya tropa, que diría el conde de Romanones.
Porque si uno de los puntos en los que basaron su campaña de acoso y derribo al consistorio del Partido Popular fue la suciedad de la Villa y Corte, la situación actual es tal que se han visto obligados a reconocer que algunas zonas de Madrid están más sucias de lo deseable. No dicen, eso sí, que son casi todas, y que están mucho, muchísimo, infinitamente más sucias, no ya de lo deseable, sino incluso de los soportable.
Todo para, al final, terminar adoptando el servicio de basuras que contrató Ana Botella y que los neocom tanto criticaron. Anda que…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: