Al hilo de las palabras de Rajoy, diciendo que Rita Barberá ha abandonado el PP y el presidente del PP ya no tiene ninguna autoridad sobre ella, me han surgido tres pensamientos. El primero fue casi inmediato, los otros dos vinieron más tarde, el uno del otro en pos.
Primer pensamiento: Para algo que no le costaba nada… Admitamos q ue, como ex militante del Partido, lo que pueda decir el presidente del mismo le entre por una oreja y le salga por otra. Precisamente por eso, Rajoy no perdía nada, salvo la dignidad, pidiéndole que renunciara a su escaño.
Segundo pensamiento: ¿y si sabe algo que no quiere que salga a la luz, y el tocarle las narices puede mosquearla? Porque todos los políticos tienen esqueletos en el armario… Alguien que lleva tanto tiempo en primera línea de la política (municipal, de acuerdo, pero de una ciudad como Valencia, que no es moco de pavo) indudablemente tendrá, además de sus propios esqueletos, conocimiento de los de los demás. Y, de existir esos esqueletos, quizá a Rajoy no le convendría incomodar a Barberá más de lo imprescindible…
Tercer pensamiento: ¿de verdad rajaría? Porque ahí está Bárcenas… Mucho se habló de que el antiguo tesorero del PP tiraría de la manta y dejaría a toda la cúpula del partido con las vergüenzas al descubierto (los famosos papeles de Bárcenas), pero el tiempo pasa, Bárcenas sigue entre rejas y sin decir esta boca es mía (es decir, suya)…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!
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