Hoy
toca darle una colleja a la derecha; aunque, para no perder las buenas
costumbres, la izmierda también
recibirá lo suyo.
Hace
un par de semanas saltó a la palestra (periodística) el tema de las posibles
irregularidades en el currículo de Cristina Cifuentes, presidenta de la
Comunidad de Madrid (que, dicho sea de paso, nunca me ha caído especialmente
bien, en parte por esa manía que tienen algunos de ir de verso suelto: si no
estás a gusto donde estás porque son demasiado rancios –o demasiado progres-,
déjales y vete donde estés más a gusto). Todo fue a cuenta de un máster en el
que se había matriculado, o no, y que no había aprobado completamente, o sí, o
depende.
Como
siempre, lo peor en la política de comunicación de los populares fue que parecía diseñada por su peor enemigo (algunos han
indicado que todo el asunto podría haber sido destapado por aquellos que,
dentro de las propias filas del partido del charrán, querrían ver defenestrada
–espero que sólo políticamente- a la susodicha), porque las declaraciones se
sucedían llevándose la contraria entre ellas, cuando lo fácil habría sido decir
la verdad desde el principio (desde el principio del pufo, se entiende), en
plan pues sí, me aprobaron dos
asignaturas por la jeta. En tal caso, la Cifu habría quedado relativamente mal, pero peor habría quedado la
Universidad Rey Juan Carlos, que era la que impartía el máster y que habría
aprobado a según quién según de qué manera.
Ahora,
a por la izquierda, que tiene un largo currículo, valga la expresión, en eso de
falsificar currículos: recordemos, sin ir más lejos, el caso de Luis Roldán,
que de acuerdo con el suyo era poco menos que Raimundo de Peñafort y Atticus
Finch en una sola persona, cuando lo que resultó era una especie de Arsenio
Lupin redivivo, aunque sin guantes blancos y con bastantes menos escrúpulos.
Entre
las varias críticas vertidas por socialistas y neocom, todas con ese lenguaje rimbombante y campanudo al que tan
acostumbrados nos tienen en ese intento de dar trascendencia a lo que, en
general, no son más que fútiles vacuidades, me ha llamado la atención la de Íñigo Errejón, que sería el rival de Cifuentes en las próximas elecciones autonómicas
de la Comunidad de Madrid. El también defenestrado (por Junior) ha exigido explicaciones por lo que considera un hecho extraordinariamente grave.
Dice el ubicuo, que cobró una beca sin estar presente…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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