martes, 24 de abril de 2018

Ajo y agua, culerdos


Con alguna que otra sorpresa, se disputaron los partidos de vuelta de los cuartos de final de la llamada Liga de Campeones de fútbol. Tres de los cuatro equipos que, tras los encuentros de ida, partían como favoritos, pasaron, mientras que uno, para mi alegría el Fútbol Club Barcelona, se quedó en el camino.
El Real Madrid pasó por los pelos. Partiendo con una ventaja de tres goles en campo contrario, recibió otros tres a domicilio. Parecía que la cosa iría a la prórroga –otro día hablaremos de la injusticia de que los goles en la prórroga del partido de vuelta valgan doble si son a domicilio y hay empate a goles- cuando, tras un penalti discutido (¿cuál no lo es? Porque no todos los penaltis son discutibles, pero todos sin excepción son objeto de controversia), el conjunto merengue marcó con lanzamiento de Cristiano Ronaldo y pasó la eliminatoria en el minuto noventa y Ramos.
De los peores argumentos enarbolados por los detractores del penalti en cuestión es el que hombre, no se pita ese penalti a esas alturas del partido. Porque, vamos a ver, ¿hasta cuándo es admisible sancionar con penalti esa acción? ¿Hasta el minuto sesenta? ¿El setenta? ¿El ochenta? ¿El ochenta y cinco? ¿El noventa? Una acción es penalti o no lo es con independencia de los jugadores involucrados, los equipos contendientes y el instante del partido en que se produce.
Lo más gracioso fue lo de los diarios deportivos culés (llamarles catalanes sería hacerles un elogio inmerecido, puesto que pasan olímpicamente de nada que no sea el Farça. El titular de El Mundo Deportivo era Italia estalla. El del Sport, Indignación mundial. En cambio, el partido del año pasado del Barcelona contra el Paris Saint Germain fue poco menos que una gesta heroica sólo al alcance de personajes homéricos.
Aquello sí que fue un robo con nocturnidad, alevosía y la connivencia arbitral…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: