En
otra época, las escaramuzas (llamarles luchas
sería darles una categoría muy por encima de la que las trifulcas entre estos
personajillos de medio pelo merecen) en la (principal) formación neocom española habrían terminado con
los (aspirantes) perdedores liquidados, no sólo políticamente, sino incluso
físicamente. Pero los tiempos avanzan que es una barbaridad, las cosas han
cambiado, y así los perdedores no dan pena, sino risa.
Recapitulemos.
Resulta que Carolina Descansa planeaba
(o eso parece) un asalto a la cúspide morada, aliándose para ello con el
becario ubicuo. Pero la cosa fue descubierta a las primeras de cambio, o casi,
y todo el mundo de puso de lo más nervioso. Bueno, todos no: hubo una que
mantuvo la calma, al menos exteriormente.
Destapado
el pastel, el candidato a candidato a presidir la comunidad autónoma de Madrid –cualificación
académica para ello tiene: si la recién dimitida presidente obtuvo un máster que
no se ganó, el comunista disfrutó de una beca que no trabajó- se desmarcó de su
compañera de conspiración, calificando su propuesta de delirante. La cúpula neocom
(oh tempora, oh mores) manifestó su
esperanza de que Bescansa asumiera su error
y dejara el acta de diputada.
Vana
esperanza. A la madre por un día ni se le ha pasado por la cabeza dimitir… otra muestra de lo castizos que se han vuelto aquellos que venían a desalojar a la casta. Debe ser que siguen el adagio
aquel que dice que si no puedes vencer a tus enemigos, haz lo más posible por
parecerte a ellos.
O
algo parecido…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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