De
un tiempo a esta parte, coincidiendo con la etapa más fecunda en cuanto a
títulos de la sección de balompié del Fútbol Club Barcelona, la entidad
rojiazul ha relevado al Athlétic de Bilbao como rey de Copas. Ha ganado la mayoría de las finales en las que ha
participado, y ha estado en la mayoría de las finales (digo esto sin comprobar
los datos, pero sin miedo a pillarme los dedos).
Desgraciadamente,
también de un tiempo a esta parte la afición culerda –al menos, la parte más ruidosa- ha ido derivando ideológicamente
hacia posiciones proclives, cuando no coadyuvantes, al secesionismo, lo que se
ha traducido en que, al celebrarse la final de la mentada competición, con la
presencia del Jefe del Estado y la interpretación del himno nacional, hayan
arreciado los silbidos, bramidos y abucheos dirigidos al monarca y a la música.
Vez
tras vez, los que nos sentimos monárquicos y/o españoles hemos tenido que
aguantar semejante espectáculo, sin que las consecuencias para los ofensores
hayan existido. Gentes externas al mundo del fútbol –la que fuera presidente de
la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, sin ir más lejos-
propusieron lo lógico (lógico porque es lo que se hace en países de nuestro entorno…
el septentrional, para ser precisos): que si esta actuación bochornosa se
produjera, se suspendiera el partido y/o se sancionara al club. Nada pasó.
Ahora
ha sido alguien relacionado con el fútbol –casi imposible estarlo más- quien ha
hablado. Javier Tebas, presidente de la liga de fútbol profesional, ha pedido, en caso de que se produzcan pitidos al himno, que se aplique el artículo 155 de la Constitución para suspender el partido. Aunque
la solicitud puede no ser completamente ajustada a Derecho (el artículo está
previsto para las actuaciones de las autoridades regionales, no para las de los
clubes de fútbol o sus aficionados, por muy en connivencia que puedan estar con
aquéllas), el señor Tebas ha puesto el dedo en la llaga. Y lo ha hecho con
tanto tino que un exdirectivo del Farça ha
reaccionado tachándole de facha y de nazi convencido.
Dejando
aparte que los verdaderos nacionalsocialistas son los secesionistas, no hace
falta irnos a la suprema norma del ordenamiento jurídico español: bastaría con
tirar del Código penal…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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