Hará
unos treinta años (en segundo de carrera) ya puse por escrito que la única
posibilidad que tenía la derecha de alcanzar la mayoría suficiente para
gobernar era dejar de estar atomizada y concentrarse en cuantos menos partidos,
mejor. En menos de una década se demostró que estaba en lo cierto.
A
contrario sensu, una izquierda lo más fragmentada posible es una ventaja para
la derecha. La excepción serían las elecciones generales del año 2000, en las
que socialistas y comunistas concurrieron en listas conjuntas: la debacle resultó
ser de tal calibre que hizo falta el zapaterato
para dejar a los de la mano y el capullo hechos unos zorros y empezar a
perforar su suelo electoral vez tras vez.
La
irrupción de los neocom, que a pesar
de ser más viejos que la tos supieron disfrazarse de novedad, pareció en un
primer momento inclinar la balanza de nuevo hacia la izquierda (máxime cuando
los naranjitos resultaron ser pomelos
-naranjas por fuera, rojos por dentro- y mostraron pavor a ser etiquetados de
cualquier cosa que sonara a derecha).
Pero lo de Potemos ha sido un
continuo desinflarse, a pesar de haber fagocitado a los paleocom.
Ahora,
además, las cosas pintan todavía mejor (para los que somos de derechas). Los morados me recuerdan a los verdinaranjas
(la UCD) en sus momentos postreros, con todo el mundo saliendo por patas, en
una suerte de maricón el último. La campanada
más sonada ha sido la del becario ubicuo, que ha anunciado que se apunta al proyecto de doña Rojelia (otra que
tal baila) y deja tirado a su colega el
Chepas. A propósito de este movimiento he oído unas cuantas tonterías que
paso a comentar:
- El ABC publicó una portada en la que decía que Errejón se rebela contra el autoritarismo de Iglesias. Uno podría pensar que el huido se marchaba porque el autoritarismo le provocaba una suerte de erisipela, cuando no es así en absoluto. Como no me he cansado de repetir estos días a quien quisiera escucharme (y a quien no, tambié), Errejón no está contra el califato, sino que, lisa y llanamente, quiere ser califa en lugar del califa.
- En esRadio escuché a una tertuliana preguntarse si en Podemos no hay un sanedrín, un consejo de sabios que señale que la estrategia que sigue el partido es (por decirlo de alguna manera, y empleando mis propias palabras) manifiestamente mejorable. Pero es que, a pesar de nacer de los llamados círculos, y de ser una ensalada de mareas, confluencias y demás, la formación neocom no es que sea piramidal, es que es estrictamente vertical. Además, Pablito sólo se escucha a sí mismo.
- En esa misma tertulia se refirieron a Junior como ejemplo de la nueva política. Pero es que el Coletas es un estalinista de manual.
- Poco antes de apagar la radio, y de nuevo en esa tertulia, plantearon la posibilidad de que Junior se retirase si los resultados electorales eran los anunciados (desastrosos para ellos), dejando el puesto a su calientacamas. Dejando aparte el tufo norcoreano (o peronista) del asunto, la madre de los gemelos me resulta la individua con menos tirón que te puedes echar a la cara.
Se avecinan tiempos divertidos para los que pensamos que el único comunista bueno es el que está, cuanto más alejado del poder, mejor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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