Una
de las dudas recurrentes en mi impresión sobre los izquierdistas españoles –me refiero,
claro está, a los que viven de la política, no a los que les votan-, y que
periódicamente traigo a colación en este blog, es qué característica predomina
más en ellos, si la maldad o la estupidez.
Últimamente,
la balanza parece haberse decantado hacia la estulticia. No es de extrañar,
teniendo en cuenta que zETAp convirtió al partido de la mano y el capullo en un
erial intelectual, mientras que los neocom,
tras haber fagocitado a los paleocom
(que básicamente eran pobres, pero honrados: Anguita, Cayo Lara, hasta Gerardo
Iglesias), son una panda de desgraciados a los que su soberbia empuja hacia la
idiocia absoluta.
Tomemos
el caso del dctr Snchz. Primero,
encarga que le hagan una tesis doctoral. Pero se la encarga al que debía ser el
último de la clase, porque no sólo copia mucho y mal, sino que hasta copia dos
veces lo mismo en la misma página. Luego, miente como un bellaco para ocultar
la tesis. Cuando no tiene más remedio, la publica, y para defenderse de las
acusaciones de plagio se saca de la mano un análisis que, presuntamente,
demuestra que no copió. Las empresas creadoras de los programas antiplagio
obtienen unos resultados distintos (y mucho más acusatorios) que los exhibidos
por Sin vocales… y ahora nos
enteramos, por fuentes de presidencia del Gobierno, que el análisis antiplagio
no fue oficial. Acabáramos.
Para
terminar, voy a referirme a los votantes (honestos) de la izquierda española. Esos
no es que sean tontos: sencillamente, es que no escarmientan…
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