El
último volumen de la Trilogía Cósmica,
de C. S. Lewis, difiere un poco de los dos anteriores, ya comentados en este
blog.
Para
empezar, su extensión es considerablemente mayor; de hecho, es tan largo como
los dos primeros volúmenes juntos (al menos, en la edición que yo tengo). Por
otra parte, no transcurre en otros planetas (unos planetas burroughsianos, podríamos decir, en la descripción de sus
ecosistemas), sino en la misma Tierra y, más precisamente, en Inglaterra. Dos
de los protagonistas del primer volumen, Ransom y Devine, reaparecen, pero con
un papel significativamente menor ya que, ahora sí como en los casos
anteriores, la trama narra una lucha entre el Bien y el Mal (o entre Dios y los
ángeles y Satanás y los demonios) tomando uno y otro bando a los hombres como instrumentos y en un ambiente relativamente distópico: si los villanos hubieran triunfado, habrían terminado en una sociedad estilo 1.984 o Un mundo feliz.
Además,
el estilo de la obra es más narrativo que
en los dos libros precedentes. No es que en Marte y Venus no pasaran cosas,
pero esas cosas eran una especie de excusas para las disquisiciones de apología
cristiana de Lewis. En Fortaleza no
es que Lewis abandone su defensa del cristianismo, pero podríamos decir que el
tono de la defensa es menos panfletario, más sutil.
Para
terminar, dos detalles. Uno, que estaría dispuesto a apostar (como diría Luis
Herrero) pincho de tortilla y caña a que Lewis disfrutó como un enano
escribiendo el penúltimo capítulo; he escrito algunos pasajes con la intención
de que fueran divertidos y me lo pasé tan bien escribiéndolos como luego leyéndolos.
Y dos, que es de agradecer la ligazón con el legendarium tolkieniano (Numinor, el Verdadero Occidente y la mención expresa del autor de El señor de los anillos) y con el mito
del Rey Arturo (a través de varios de los personajes).
Una
cosa más: la novela da la impresión de terminar cinco minutos demasiado pronto.
Es decir, un personaje va a partir, otros dos se van a encontrar… pero la obra
termina antes de que el primero emprenda viaje y los segundos se vean.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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