Conocidos
tengo que en las elecciones municipales celebradas ahora hace casi cuatro años
votaron a alguna marca blanca de los morados, sosteniendo –hay quien todavía
lo sostiene- que, por ejemplo, Carmena no
es Podemos.
Si
lo traducimos al lenguaje que suelo emplear en este blog, tal afirmación es
correcta… desde cierto punto de vista, que diría Obi-wan Kenobi. Carmena no es neocom, es verdad… pero es sólo porque
es una paleocom rancia y apergaminada,
que uno no sabe qué es peor, la verdad.
Cuatro
años después, es mi esperanza que la gente se haya dado cuenta de dos extremos:
que, por mucho que lo disfracen, los blancos
son morados… y que, sean del color
que sean, como gestores son un desastre para el común de los ciudadanos. Para
sus parientes, amigos, conocidos y organizaciones apesebradas, en cambio, son
una auténtica bicoca, el premio gordo de la lotería, maná caído del cielo de
los consistorios en los que aposentan sus posaderas los perroflautas… gracias
a, nunca me cansaré de decirlo, los de la mano y el capullo.
Pero
por si estos cuatro años de sufrimiento no fueran suficientes, ha acudido
presto el enterrador de Izquierda hundida,
ese que dijo que la gente de izquierdas es genéticamente incapaz de cometer un
delito. Semejante sandez demuestra que lo único que los progres suelen traer de
origen es la estupidez supina, porque la propuesta del oxímoron barbado (economista y comunista son términos que se excluyen mutuamente) es que los
militantes paleocom se desplieguen
por los barrios obreros para frenar a la derecha y hacer llegar a los trabajadores el proyecto de país de IU.
Iba
a decirle a Albertito que mejor que no, pero he cambiado de idea: adelante,
Alberto, que con esa inteligente
iniciativa la izquierda no sólo quedará hundida para los restos, sino también
enterrada…
No hay comentarios:
Publicar un comentario