La
Ley de Memoria Histórica (algún día, lo prometo, haré una entrada comentándola:
no digo que vaya a ser una joya de la exégesis jurídica, pero algo saldrá)
prohíbe la exaltación del franquismo, pero no dice nada de la del comunismo. De
igual modo, el progretariado habla de
los millones de muertos asesinados por los fascismos, pero calla como una puta
a la hora de valorar las decenas de millones de víctimas que manchan de sangre
las manos de los marxismos.
Del
mismo modo, los terroristas tienen sus tabernas allá en Vascongadas, y los
progres no dicen nada cuando Chepas
las visita y se toma unos chiquitos
con los gudaris que allí ahogan en
alcohol el sufrimiento por la opresión de la malvada España. Pero si a un
torero (¡nada menos que a un torero!) se le ocurre pasar, por curiosidad, a un
bar en el que, entre retratos de los Reyes de España (los actuales),
banderillas y toros, hay también otro del Generalísimo y una bandera de España
con el yugo y las flechas, y graba un video en el que lo único que dice es Bueno queridos, imposible entrar aquí y no
acordarme de todos vosotros. Toros, España, Viva España... ¿eh? Casa Eladio, en
Ávila. Una maravilla. ¡Viva España! ¡Anda que no!... entonces se arma la de Troya, porque eso es intolerable y no puede ser.
Pues
anda y que les vayan dando.
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