La
incultura jurídica de algunos mandamuchos
socialistas produce pavor de pensar que hemos estado –que estamos, de hecho- en
semejantes manos. Y más cuando uno se supone que es doctor (en Económicas, creo,
pero doctor al fin y al cabo) y la otra preside el Consejo de Estado en el
tiempo que le dejan libre sus retoques (in) estéticos.
Porque
lo de la egabrense se daba por descontado. Que una indocumentada (por mucho
doctorado que tenga) diga, y se quede tan pancha, que el dinero público no es de nadie, y además demuestre en sede
parlamentaria que no tiene ni refitolera idea de latín hace que, andando los
años, no sorprenda en absoluto que pida introducir el sedicente lenguaje inclusivo en la Constitución, o
afirme que nuestra norma suprema no incluye la igualdad entre hombres y
mujeres. Pero que lo diga el presidente del Gobierno, y además el día que la Nicolasa cumple cuarenta años, ya es de
aurora boreal (...o no, dada la talla intelectual del personaje, inversamente proporcional a su talla física).
Aunque,
para aurora boreal, lo de Maritere de la Vogue, que también dice que hay que
constitucionalizar la igualdad de géneros. Con lo cual, dado que los progres
tienden a confundir género y sexo, uno ya no sabe si hace seguidismo del
presidente o de la vicepresidenta.
Esto
es un sinvivir…
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