martes, 22 de enero de 2019

Esta vez sí que lo siento

El mundo del cine español no me inspira mucha simpatía, ni considerado en su conjunto ni, la mayoría de los casos, de uno en uno. Desde mi punto de vista son, en general, una panda de pijiprogres egocéntricos que viven a costa del contribuyente salvo, de nuevo, contadas excepciones.
Por eso, cada vez que la academia española hace pública la terna de películas entre las que elegirá la que presentará como canditata a ser nominada para el Óscar a la mejor película en lengua extranjera, me divierto intentando adivinar qué película elegirán finalmente, porque el resultado final ya me lo sé: eliminados a las primeras de cambio.
Dadas las premisas expuestas, esa eliminación no me produce la más mínima pena. Se trata de ejercicios de ombliguismo, hechos pensando en el gusto de quien las hace, y no en el del público. Este año, sin embargo, las cosas son distintas. La película elegida, Campeones, sería una de las que, a priori, podría gustar a la academia estadounidense: una historia de minusválidos y superación; aunque más bien con toques de comedia (por lo que sé) que de drama, lo que no es habitual (Forrest Gump, Rain man, Yo soy Sam) en las películas yanquis.
Sin embargo, el resultado fue el mismo: eliminados en primera ronda. Así pues, el eterno dilema permanece: que decidan si quieren arte o premios (y dinero en taquilla, no en subvenciones).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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