El
progretariado en general –la
izquierda, las minorías étnicas (aunque sean una muchedumbre y siempre que no
sean blancos), los colectivos ABCDEXYZ y demás patulea vociferante- muestra una
exacerbada sensibilidad hacia la corrección política. Eso estaría muy bien si
no fueran tan selectivos en lo que es ofensa y lo que es libertad de expresión.
Así,
decir que Mahoma era un pedófilo es islamofobia, pero cocinar un Cristo al horno es una manifestación artística; hacer un
chiste sobre gitanos o maricas es muestra de fascismo, pero hacer chanzas a
costa de la Shoah o de las víctimas del terrorismo es humor negro; decir a los
Reyes Magos que Sin vocales es tu
presidente del Gobierno favorito es susceptible de una querella criminal (lo
que presupone que los querellantes, primero, creen en Sus Majestades de
Oriente, y segundo, piensan que tienen poder para conceder lo que se les pide),
pero guillotinar en efigie a Mariano Rajoy es un chascarrillo inofensivo, y no
hablemos ya de las letras de un presunto rapero en contra de la Monarquía, que
no tendrían para el colectivo rojirosiverdimorado
la menor de las trascendencias (probablemente otro gallo les cantaría si
alguien pidiera tomar al asalto las viviendas unifamiliares de, pongamos por
caso, Galapagar).
Viene
todo esto a cuento de que, hace un mes, el presentador seleccionado para la
gala de los Oscar de este año sufrió una campaña de acoso y derribo por una
serie de chistes que había hecho hace años sobre no sé qué colectivo protegido (el homosexual, creo). Al final el cómico, un tal
Kevin Hart, pidió perdón y renunció a presentar el espectáculo (a día de hoy
siguen sin tener sustituto, e incluso algunas figuras relevantes del colectivo
presuntamente ofendido –Ellen De Generes, sin ir más lejos- ha propuesto que lo
presente el mismo señor Hart).
Parafraseando
el título en español de la película interpretada por Clint Eastwood (otro al
que la corrección política le resbala), permite, querido Kevin, que te diga
que, en mi opinión, cometiste tres errores: no deberías, en orden cronológico
inverso, haber renunciado a presentar la gala, no deberías haber pedido perdón
(el que se pica, ajos come), y no deberías haber aceptado el embolado de
presentar la gala.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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