En
España, que las figuras públicas se posicionen a favor de una determinada
ideología u opción política está permitido… siempre que esa ideología u opción
política no sea de derechas. En tal caso, le van a caer al susodicho más palos
que una estera.
Viene
esto a cuento de unas declaraciones que hizo, días antes de las elecciones, el
portero de fútbol Pepe Reina. Se le ocurrió insinuar que votaría a Vox –ni siquiera
eso: periodistas y público se limitaron a deducirlo- y le llamaron de todo
menos bonito: fascista,
decepcionante, paleto…
Antes
ya me caía bien, pero ahora me cae mejor. Eso sí, sus chistes siguen siendo muy
malos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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