Cuando
la derecha recurre a la demagogia y el trazo grueso, se tilda su discurso de fácil y de baja categoría intelectual
(lo sé, me ha pasado). Cuando es la izquierda la que lo hace, en cambio, nadie
dice nada.
Es
así como personajes como Greta Thunberg (de la que he visto hace poco el mejor
mote posible: Juana del arco iris) han sido elevados a los altares laicos. Tanto
da que sus proclamas, sobre falsas (o, al menos, no comprobadas), resulten
sobreactuadas y de trazo ya no grueso, sino gruesísimo: responden a los
dictados de la progresía internacional (o de quienes, según los conspiranoicos,
estarían detrás de esa progresía internacional), y por lo tanto son admisibles.
Ahora,
la niña, que viajó de Europa a América en barco, se encuentra con el problema de
tener que acudir a no sé qué cumbre sobre el clima que se iba a celebrar en
Santiago de Chile y que finalmente tendrá lugar en Madrid. Y digo problema porque la sueca se niega a viajar en medios de transporte que contaminen (al parecer, ignora el proceso de
fabricación de cualquier vehículo que no consuma combustibles fósiles… proceso
que, ineluctablemente, produce residuos contaminantes).
Pero
hete aquí que Pierre Nodoyuna se ha apresurado a ofrecer su ayuda a la niña
para cruzar el océano. Yo ofrezco otra alternativa… y lo hago en el título de
esta entrada. Tardaría más, seguro, pero quizá así tendría tiempo de pensar un
poco.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario