Si
no conociéramos ya al paisanaje socialista, su modo de reaccionar ante el terrorismo
callejero en Cataluña podría sorprendernos. Pero ya les conocemos, y poco de lo
que hagan puede epatarnos.
Volviendo
con el ministro que, en medio de una crisis, sale a cenar a un local de moda,
ahora dice que los disturbios en Cataluña son un problema de orden público. Vale, que es cierto, pero eso es como
decir que la Segunda Guerra Mundial comenzó por una diferencia de pareceres
sobre a quién correspondía Polonia.
Y
mientras, Chistorra llama a Sin vocales y el Gobierno contesta Está reunido, no se puede poner.
Si
es que somos un país de pandereta…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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