domingo, 7 de abril de 2013

Del dicho al hecho hay un gran trecho


Y este viejo refrán castellano es aplicable tanto a los terroristas como al Gobierno de España. Los primeros hablaron de proceso de paz, de cese definitivo de la violencia y demás monsergas. Pero cuando el tempo del proceso (y el proceso mismo) no se desarrolla como ellos desean, amenazan con consecuencias desagradables, y vuelven a su actitud matonesca reclamando la amnistía para sus presos (son tan obtusos que reclamando la amnistía reconocen, implícitamente, ser culpables de delitos, puesto que no cabe amnistiar a un inocente) pero sin hablar de disolución o de desarme (salvo en desafortunadas referencias al cómic franco-belga).
Por otra parte, el Gobierno mantiene, de palabra, una aparente firmeza, y así contesta a las reclamaciones diciendo a ETA que su único horizonte es la disolución incondicional. Sin embargo, la realidad no proporciona tanto consuelo, ya que por la vía de hecho (como, por ejemplo, conceder el tercer grado a un moribundo que parece estar muy vivo) se han venido adoptando medidas que son del agrado de los asesinos y sus cómplices.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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