sábado, 20 de abril de 2013

Falta de aplicación


Siempre he dicho que la expresión sindicato de estudiantes supone un clamoroso oxímoron: un sindicato es una agrupación de trabajadores, por lo que uno de estudiantes supondría la abolición de la manida pregunta para ligar (la de ¿estudias o trabajas?). Por otra parte, si se sindican, protestan, manifiestan y hacen huelga (nuevo oxímoron… aunque, por otra parte, holgar sí que huelgan en tal caso), poco van a estudiar.
Lógicamente, cuanto más se implique en la vida del sedicente sindicato, menos estudiará el sujeto en cuestión. Esta evidencia, que debería ser de fácil percepción para cualquiera, parece haber tardado en penetrar las endurecidas molleras de los estudiantes sindicados. Finalmente se han dado cuenta de que su portavoz, Tolay Delgado, no estudia, por eso no puede ser la voz de los alumnos. Ellos tampoco deben estudiar mucho, porque no es lo mismo (aunque debería serlo) un alumno que un estudiante. A un alumno, para serlo, le basta con matricularse en algo; ni siquiera tiene que asistir a clase. Un estudiante, en cambio, ha de poner de su parte esfuerzo y tesón para hacer eso que le caracteriza: estudiar.
Tolay, por su parte, no es ni lo uno ni lo otro: ni se ha matriculado en nada, ni mucho menos estudia. Es, simplemente, un jeta profesional, un embrión de Ada Colau.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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