domingo, 12 de octubre de 2014

Él no quería, pero…

La izmierda en general, y la española en particular, presume de una hiperlegitimación en todos los ámbitos de la vida sin haber hecho nada para ganársela. Llegado el caso, la derecha hace las cosas tan bien como ellos, o mejor, y ellos tan mal como la derecha, o peor. Quizá es, sin demagogias, porque al ser en bastantes casos gente humilde y sin preparación no cuentan con los elementos necesarios para hacer frente a las situaciones.
En el caso de la quiebra del sistemas de cajas de ahorro españolas, la izquierda ha tirado de demagogia fácil, señalando que dichos entes fundacionales se comportaban más como bancos y que estaban profundamente politizados… aunque olvidando que fueron precisamente ellos los que provocaron esa politización y quienes se han aprovechado de ella.
Y en el caso de Bankia, antes CajaMadrid, han atacado al Partido Popular al que, probablemente por llevar casi dos décadas en el poder con mayoría absoluta (dado el cainismo de la política española hacia el PP, o ganan con mayoría absoluta o prácticamente pueden olvidarse de gobernar), consideran responsable de la situación.
Sin negar que hay muchos culpables dentro de las filas de la derecha, y que algunos se han comportado como auténticos marranos, la izquierda madrileña habría hecho mejor en mantener una mayor discreción en este tema. Porque si bien los jefes máximos de la entidad eran nombrados por el PP, dada la politización mencionada en los órganos directivos figuraba también gente de la izquierda. Y si sujetos como Blesa o Rato se ha comportado como auténticos chorizos de lo público, en el caso de las tarjetas opacas todos se aprovecharon de la situación… incluyendo al secretario general de UGT de Madrid quien, a pesar de no estar de acuerdo con el sistema, o eso dice, también disfrutó de esa bicoca.
Finalmente, el sujeto dimitió, pero… que le quiten lo bailado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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