martes, 31 de marzo de 2015

La estupidez no conoce de fronteras

Cuando España se encontraba sumida en la crisis económica, Rodríguez propugnó el aumento del gasto público como remedio contra la misma. Fue el llamado Plan E, de infausto recuerdo. En algunos casos, el cartel que anunciaba la obra costó más que la obra en sí.
Sus sucesores ideológicos –Junior, Billetero y compañía- se descolgaron hace poco con una propuesta semejante, sólo que corregida y aumentada: un despilfarro de dinero público (es decir, del de todos los españoles, porque el dinero público es de todos y no, como decía la egabrense, de nadie) de proporciones colosales.
Y, como si no tuvieran ya bastantes ruinas (y bastante ruina), el acomodado ministro de Economía griego ha propuesto lo mismo, pero elevado al cubo: un gasto a nivel europeo de ochocientos mil millones (800.000.000.000) de euros, que se dice pronto. Más de ciento treinta y tres billones, con be de burrada, de las antiguas pesetas.
Y es que, como todo el mundo sabe, la mejor manera de salir de la ruina es ponerse a gastar como locos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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