martes, 1 de septiembre de 2015

Fastidia, que algo queda

Cuando leí la noticia de que doña Rojelia pensaba ceder espacios y edificios municipales a los ocupas pensé que la buena señora no sabía dónde se metía. Luego reflexioné un poco más y caí en que lo sabía perfectamente: si los neocom siguen en la poltrona municipal, sería un modo de (intentar) asegurarse el apoyo de aquellos antisistema que siguen (todavía) fuera del sistema. Y si, por alguna afortunada eventualidad (afortunada para los sufridos madrileños, se entiende), la antigua abogada laboralista y sus muchachos eran reemplazados por gente más razonable, es un modo de dejarles una bomba de relojería a los que vengan… y a ver cómo se las apañaban para echarles.
Porque a los ocupas a los que iba a entregar esas propiedades municipales serían los de extrema izquierda, claro está. Al igual que hay skins de derechas y de izquierdas (y los redskins son tan bestias o más que los de derechas), también hay ocupas de izquierdas y de derechas; pero mientras que los primeros son alternativos, los segundos son fascistas que deben ser desalojados cagando leches y sin dejarles volver ni, mucho menos, reubicarlos.
No creo que haga falta aclararlo, pero los ocupas me dan bastante asco, y no precisamente por su falta de higiene corporal. Sin duda hay personas que, desprovistos de los medios económicos necesarios, se ven en la necesidad de ocupar un inmueble para tener un lugar donde cobijarse; pero la inmensa mayoría son, para decirlo corto y claro, una panda de jetas que lo que quieren es vivir a costa de los demás. Y no se cortan en reconocerlo, ya que aclaran que su objetivo principal es la usurpación de la propiedad privada y de los espacios vacíos, y que no piensan renunciar a los edificios que ya han usurp... ocupado.
Usurpación de la propiedad privada, dice. Lo que toda la vida ha venido llamándose, lisa y llanamente, robar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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