miércoles, 2 de noviembre de 2016

Hacedor de estrellas

Esta obra de Olaf Stapledon es otra de las derivadas de la lectura de El científico rebelde. Es otra de esas obras que, en condiciones normales, ni habría comprado ni habría leído. Pero, como suelo decir siempre, mi espectro de lectura es, si se puede definir con una sola palabra, ecléctico.
Es una obra rara, a falta de una palabra mejor. Es una novela, pero no lo es (sobre todo es narración, porque sólo tiene dos parlamentos). Es una obra que expone postulados filosóficos, pero no es un ensayo. Es una obra con un transfondo trascendente escrita por, según leo en internet, un ateo, en una época convulsa (la segunda mitad de los años treinta del siglo XX) que lo iba a ser todavía más. Es un libro que suele encardinarse en la ciencia ficción, pero hay poca ciencia científica. Es, además, una obra que en alguno de sus pasajes tiene ecos (o los despierta) del Ainulindalë de Tolkien. Es, por fin, un libro que ha hecho que mientras lo leía ha provocado que no pudiera quitarme de la cabeza la canción homónima de Los chicos de ‘Fama’.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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