sábado, 28 de julio de 2018

Integración por derivadas

Cuando uno se ve con expectativas de victoria, es fácil proclamar que se será magnánimo con la otra parte tras la contienda. Sin embargo, es tras conocerse los resultados y paladear la derrota es cuando verdaderamente se comprueba la altura de espíritu.
En el caso de Triple S, parece que dicha nobleza de espíritu guarda proporción con su talla física: es decir, que es escasa, y lo mismo ocurre con sus corifeos. Tras haber sido vencida en la segunda (y definitiva) vuelta de las elecciones a la presidencia del Partido Popular, aplicó de modo peculiar sus proclamas de integración y reclamó una representación en la nueva ejecutiva proporcional a los resultados obtenidos, es decir, del cuarenta por ciento.
Esas pretensiones nunca se han explicitado en ningún resultado partidista: ni Errejón contra Junior, ni Bono contra zETAp reclamaron, que se sepa, una presencia en los órganos de control proporcional a los resultados obtenidos. Casado ha demostrado, al menos en esto, no ser ningún tonto y ha dicho que no. Tampoco ha tirado de sorayos a la hora de nombrar al secretario general (algunos maricomplejines decían que tendría que ser secretaria... ¿por qué?), no la portavoz en el Congreso de los Diputados. Es más, ha dejado muy claro que no va a admitir ninguna corriente interna.
Ante este cariz de cosas, el joven Javier Arenas ha dejado la dirección de Génova y la secretaría general del grupo popular en la cámara alta. Eso sí, supurando por la herida y tras afirmar que puede que Casado dure todavía menos que Hernández Mancha.
Veremos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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